jueves, 21 de mayo de 2015

La terrible verdad de la vida

Todos los días veía a su hermana jugar con sus amigos, él se quedaba aislado, solo. Estaba sentado bajo el mismo tétrico árbol de siempre, solía estar ahí horas, ignorando las invitaciones de su hermana a acercarse a ellos, mirando al infinito o fotografiando con su mirada cosas que solo podían ver sus ojos. El paisaje era invariable, el sol le picaba en la cara como todos los días, la gente hacía el mismo ruido constante en aquel enorme parque... y parecía que él hacía lo de siempre, pero no era así. Hoy estaba más cabizbajo de lo normal, pero, ¿por qué hoy era diferente?  ¿Por qué era un día tan triste para él?

Carta de un perro verde adolescente.

Lloro noche si y noche no. No paro de sentirme sin energía y triste. Me pasan cosas buenas y solo quiero estar en mi casa llorando solo. Mis sueños se van rompiendo hasta tal punto que tocar el violín me da vergüenza y náuseas.

No quiero vivir esta vida.

Nadie puede saber lo que siento.

Nadie.

sábado, 16 de mayo de 2015

Amor fraternal

Era un día como otro cualquiera para las calles poco abarrotadas de esta pequeña ciudad. La tranquilidad podría poner nervioso a cualquiera, el aire tenía una sensación de pesadez. Las personas pasaban descoloridas, indiferentes ante la vida y ante los demás, parecían marionetas sin alma que se movían con la mísera energía que desprendían sus cuerpos. Cualquiera diría que era una persona normal, tal vez porque también parecía un muñeco inanimado que se desplazaba, pero él caminaba libre, él corría. Su libertad no era como la que las personas normales piensan que es, su libertad era desesperada, intranquila, agitada…

Un verano para un sueño roto

En su cabeza vivía aventuras con seres míticos y fantásticos. Corría por la ardiente acera y sus coletas de un castaño claro acompañaban la suave brisa veraniega. Inocente criatura libre de preocupaciones, solitaria pero siempre afectuosa. Creía poder levitar mientras pegaba zancadas mirando al cielo. De vez en cuando se detenía y contemplaba los insectos del césped de cualquier jardín, inventando historias cómicas y a veces un tanto dramáticas para los invertebrados.
En una de sus carreras hacia el horizonte fue acompañada por el ser más hermoso que ella jamás vio y verá. Sus alas revoloteaban cerca de sí, sus plumas y pico deslumbraban. Parecía un pequeño ángel. Se posó en una de sus coletas con delicadeza, luego en su dedo índice. La chica quedó maravillada, enamorada por la pequeña ave.